¡¡¡Bienvenido/a!!!

Una parte de este blog será para mostrarte mis intereses, mis sentimientos, mis recuerdos, algo de mi vida; otra para recibirte. Bueno, una tercera, será para ayuda en mi trabajo.

En mi infancia, cuando alguien llegaba a casa se ofrecía una silla. Si era verano y se estaba al "fresco" en la calle, también se sacaba rápidamente una silla, en señal de bienvenida.

Espero que te sea grato algún momento en este blog o te sea útil.

¡Gracias a todos los autores!

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Toda la tierra que tengo la llevo en los zapatos.
Miriam Reyes

MIGUEL HERNÁNDEZ

MIGUEL HERNÁNDEZ. VIDA Y OBRA

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VIDEOS:

EL SOL LA ROSA Y EL NIÑO



El sol, la rosa y el niño
flores de un día nacieron,
Los de cada día son
soles, flores, niños nuevos.

Mañana no seré yo:
otro será el verdadero
Y no seré mas allá
de quien quiera su recuerdo.

Flor de un día es lo mas grande
al pié de lo mas pequeño.
Flor de la luz el relámpago
y flor del instante el tiempo.

Entre las flores te fuiste
Entre las flores me quedo.

NANAS DE LA CEBOLLA




La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

EL NIÑO YUNTERO



Carne de yugo, ha nacido

más humillado que bello,

con el cuello perseguido

por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,

a los golpes destinado,

de una tierra descontenta

y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo

de vacas, trae a la vida

un alma color de olivo

vieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empieza

a morir de punta a punta

levantando la corteza

de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente

la vida como una guerra

y a dar fatigosamente

en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,

y ya sabe que el sudor

es una corona grave

de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja

masculinamente serio,

se unge de lluvia y se alhaja

de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,

y a fuerza de sol, bruñido,

con una ambición de muerte

despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es

más raíz, menos criatura,

que escucha bajo sus pies

la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde

en la tierra lentamente

para que la tierra inunde

de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento

como una grandiosa espina,

y su vivir ceniciento

resuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,

y devorar un mendrugo,

y declarar con los ojos

que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,

y su vida en la garganta,

y sufro viendo el barbecho

tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará a este chiquillo

menor que un grano de avena?

¿De dónde saldrá el martillo

verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón

de los hombres jornaleros,

que antes de ser hombres son

y han sido niños yunteros.



ACEITUNEROS








Andaluces de Jaén,

aceituneros altivos,

decidme en el alma: ¿quién,

quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,

ni el dinero, ni el señor,

sino la tierra callada,

el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura

y a los planetas unidos,

los tres dieron la hermosura

de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,

dijeron al pie del viento.

Y el olivo alzó una mano

poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,

aceituneros altivos,

decidme en el alma: ¿quién

amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,

no la del explotador

que se enriqueció en la herida

generosa del sudor.

No la del terrateniente

que os sepultó en la pobreza,

que os pisoteó la frente,

que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán

consagró al centro del día

eran principio de un pan

que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,

los pies y las manos presos,

sol a sol y luna a luna,

pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,

aceituneros altivos,

pregunta mi alma: ¿de quién,

de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava

sobre tus piedras lunares,

no vayas a ser esclava

con todos tus olivares.

Dentro de la claridad

del aceite y sus aromas,

indican tu libertad

la libertad de tus lomas.


Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela el 30 de octubre de 1910. La familia de Miguel estaba compuesta por el matrimonio, un niño, Vicente , y una niña, Elvira. El padre, Miguel Hernández Sánchez, se dedicaba a la crianza y pastoreo de ganado. Su madre, Concepción Gilabert Giner, se ocupaba de la casa. El matrimonio tuvo, en total, siete hijos, de los que sólo sobrevivieron cuatro: Vicente, Elvira, Miguel y Encarnación.
......A los cuatros años del nacimiento de Miguel, su padre decide trasladar el hogar familiar a una casa más amplia, situada en la calle Arriba (actualmente Casa Museo). La infancia del poeta transcurre entre los juegos y el trabajo. Desde los siete años ayuda a su hermano Vicente en las tareas del pastoreo, aprendiendo de él este oficio.
......Su padre consigue que le admitan en las Escuelas del Ave María, anexas al Colegio Santo Domingo. A la edad de nueve años se inicia el aprendizaje escolar de Miguel.
......En el curso de 1924 se incorpora Miguel a las clases, donde también estudiaba Ramón Sijé, el que más tarde sería su gran amigo. Pronto destaca el interés de Miguel por la lectura y los estudios, consiguiendo excelentes calificaciones. En marzo de 1925 tiene que abandonar sus estudios en el Colegio Santo Domingo ante la crisis económica que atraviesa su familia.
......Su padre le necesita para atender el ganado pero, pese a todo, él aprovecha sus horas de pastoreo en la sierra para seguir estudiando. Miguel se convierte en un asiduo visitante de la biblioteca de Luis Almarcha, sacerdote y canónigo de la catedral oriolana.
......Allí descubre a los principales escritores clásicos de lengua española, así como traducciones de escritores griegos y latinos. En esta etapa también se siente atraido por el teatro. Lee con avidez la colección teatral "La Farsa" y junto con otros amigos forman un grupo teatral. Miguel representa diversos papeles en actuaciones realizadas en la Casa del Pueblo y en el Círculo Católico.
Primeras Publicaciones

Miguel Hernández empieza a escribir poesías, aproximadamente hacia 1925. Su principal fuente de inspiración es el entorno en el que vive: la huerta, su patio, la montaña, las cabras, el pastoreo, el río, etc. Miguel aprovecha cualquier ocasión para escribir. Incluso tiene que esconderse de su padre, a quien le molesta esa afición poética de su hijo.
......Algunos diarios de la provincia comenzaron a publicar sus primeros poemas. El primero que aparece publicado es el titulado "Pastoril", en el periódico local El Pueblo de Orihuela. Tras esta aparición pública del joven poeta se irán prodigando sus colaboraciones en la prensa local y, posteriormente, en la provincial.
......Así, sus poemas van apareciendo en Voluntad, Actualidad, El Día, Destellos, La Verdad, etc. Se trata, en estos primeros ensayos creativos, de una poesía mimética en la que el joven Miguel va buscando su propia identidad a través de todas las lecturas que está realizando en esos momentos.
......La mayor parte de estos poemas adolescentes están compuestos en arte menor combinando romancillos, octosílabos, heptasílabos, etc., con bastante destreza.
......Se forma el llamado "Grupo de Orihuela", como fruto de la amistad entre Carlos Fenoll, Miguel Hernández y Ramón Sijé. Sus inquietudes literarias les animan a reunirse periódicamente en la tahona propiedad del padre de Carlos Fenoll. Cada uno compagina su trabajo o sus estudios con estas aficiones literarias, por lo que tienen que celebrar las reuniones al acabar la jornada.
Primera Estancia en Madrid

En 1931 realiza su primer viaje a Madrid y, al no encontrar el apoyo que esperaba, regresa a Orihuela. Participa en Orihuela en un homenaje a Gabriel Miró. En 1933 se edita su primer libro, Perito en lunas. En 1934 realiza su segundo viaje a Madrid. Este viaje supone un cierto triunfo para él. Se publica en la revista Cruz y Raya su auto sacramental Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras. Comienza a relacionarse con grandes poetas como Alberti, Rosales, Aleixandre y Neruda. Regresa a Orihuela en verano.
En septiembre formaliza su noviazgo con Josefina Manresa.
En noviembre de 1934, después de comenzar el drama titulado El torero más valiente, vuelve a Madrid. En esta ocasión conocerá mejor el ambiente literario.
En 1935 colabora en las "Misiones Pedagógicas". Comienza su trabajo en la enciclopedia Los Toros, con José María de Cossío. Miguel participa, en Cartagena, en un acto-homenaje a Lope de Vega. Escribe el drama Los hijos de la piedra. Su amigo Ramón Sijé fallece en diciembre de 1935.
En 1936 publica su "Elegía" dedicada a Ramón Sijé. Se edita su libro de poemas El rayo que no cesa. Termina su obra teatral El labrador de más aire. Se incorpora al Ejército Popular de la República. Es nombrado Comisario de Cultura.
Como escribe Leopoldo de Luis, en poco más de una década, Miguel vivió una aventura lírica de gran riqueza y de sorprendente evolución. Deslumbrado por el juego barroco de Góngora y de los gongoristas de su tiempo -Alberti, Diego...-, escribió el cuadro multicolor de Perito en lunas. Deslumbrado por la belleza bucólica de Garcilaso, por su "dolorido sentir", y por "las furias y penas" de Quevedo, escribió El rayo que no cesa. Deslumbrado por la simbología ascética y conceptual de Calderón, escribió Quién te ha visto y quién te ve.
Deslumbrado por el turbión del surrealismo y su libertad asociativa, escribió poemas como 'Mi sangre es un camino', 'Sino sangriento', las odas a Neruda y Aleixandre y algunos otros poemas. Deslumbrado por el heroísmo popular, escribió Viento del pueblo. Y ya no deslumbrado, pero sí amargamente sorprendido por el dolor y por la miseria de los comportamientos humanos, escribió El hombre acecha y Cancionero y romancero de ausencias. La presencia de Miguel Hernández en el panorama de la poesía española es importante tanto por su propio valor como por sus relaciones de época. Aparece en un momento brillante: cuando la famosa Generación del 27 está mostrando su obra más representativa.
Participa también de la Generación del 36, de su corriente social inspirada en los movimientos obreros y reivindicativos, línea en la que Miguel se encuentra particularmente atraído en cuanto que lleva dentro un innato sentido de la justicia y un vehemente amor al pueblo. La guerra civil, que irrumpe aquel verano del 36 trastornando toda la sociedad española, situará a Miguel en el centro de un importante movimiento de poesía comprometida con la situación. Entusiasta y vitalista por naturaleza, no podía Miguel librar su poesía de las amargas circunstancias concitadas contra él y contra los suyos.
Víctima a lo largo de su vivir de tantas injusticias, se convierte en el más grave cantor de esas tres terribles ausencias que son la guerra, la cárcel y la muerte. Joya de la poesía del amor herido tanto como de la poesía del aherrojamiento, su última producción lo convierte en uno de los más altos poetas españoles de todos los tiempos.
Por otra parte, la obra hernandiana de esos últimos años abrió caminos para la poesía de posguerra. Intensa producción hernandiana la de 1938 a 1940, buena parte escrita desde la cárcel, que se proyecta hacia los jóvenes salidos de la contienda, sin duda desorientados y confusos, sin maestros y algunos hasta casi sin voz.